Aránzazu Calleja y Maite Arroitajauregi



Esta pareja de compositoras, formada por Maite Arroitajauregi y Aránzazu Calleja, suman más de una treintena de composiciones para el mundo audiovisual además de para la industria musical. Juntas, fueron las encargadas de poner música a la película Akelarre (Pablo Agüero, 2020), trabajo por el cual fueron galardonadas con el Goya a mejor banda sonora.

Aránzazu Calleja (Bilbao 1977) no era la primera vez que se encontraba en esta situación puesto que ya había compuesto para ficciones como El hoyo (Galder Gaztelu-Urrutia, 2019) o Fe de erratas (Borja Cobeaga, 2017). También había estado nominada años anteriores a varios premios Goya por composiciones para cortometrajes sumando hasta cuatro nominaciones junto con otros reconocimientos.

La compositora se licenció en Bellas Artes y es profesora de violín por el Conservatorio Superior J.C Arriaga de Bilbao, además fue becada por el Berklee College of Music de Boston, en Estados Unidos. Más tarde fue seleccionada para participar en la Berlinale Talents 2014 dentro del 64 Festival internacional de Cine de Berlín, unos de los más destacados de Europa.

Por su parte, Maite Arroitajauregi (Éibar, 1977) contaba con una carrera más propia de la industria musical que del cine con varios proyectos discográficos y alguna participación en bandas sonoras fílmicas como Emak Bakia (Oskar Alegría,2013). Se graduó en violonchelo en la Escuela de Música de Vitoria y desde entonces ha participado en numerosos proyectos musicales del País Vasco, siendo musicalmente conocida como Mursego.

Así pues ambas supieron ponerle música a Akelarre combinando ritmos ancestrales con subidas cromáticas como cuando las niñas cantan “No queremos otro calor que el fuego de tus besos” (Ez dugu nahi beste berorik zure muxuen sua baino), basándose en todo momento en las raíces musicales del País Vasco para montar toda la banda sonora.

El resultado es una banda sonora que incorpora elementos contemporáneos a la composición con voces polifónicas y una base ancestral que enmarca al espectador perfectamente en un ambiente de brujería en 1609 donde se sitúa la película.

Escrito por Paula Muñoz González.



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