JAMES HORNER Y LA MÚSICA MEDIEVAL
James Horner es un célebre
compositor estadounidense de bandas sonoras y director de orquesta, muy
conocido por su trabajo en películas como Titanic o Avatar. Pero,
en esta ocasión voy a hablar de su banda sonora en la película de El nombre
de la rosa, película basada en la novela de Umberto Eco y dirigida por
Jean-Jacques Annaud.
Esta película está ambientada en
el siglo XIV, y Horner quiso apostar por el sonido de la música medieval,
huyendo de la música de cine siendo fiel al contexto histórico.
Pero ¿podríamos decir que Horner
es totalmente fiel a la época para la que compone?
Aunque en algunas de sus composiciones
para la película aparezcan instrumentos no inventados en ese siglo e incluso algún
sintetizador de fondo, si se ciñe al lugar donde transcurre la trama, el
convento. Antes, en los conventos habitaban los monjes, y estos fueron los
primeros en interpretar cantos religiosos, denominados cantos gregorianos los
cuales eran oraciones cantadas a capella. Horner introduce así dos cantos de esa época
como: Kyrie y Veni Sancte Spiritus, interpretados en la banda
sonora por The Choir School Maria Schültz. El canto de Kyrie, interpretado a
capella y a tres voces, en el que se busca la piedad del señor, Horner nos deja
bien claro la documentación que ha tenido con este trabajo, y nos lo termina de
demostrar cuando incluye también un Beata Viscera, canto interpretado
por el contratenor Charles Brett.
Podemos concluir que de alguna
manera la banda sonora hace justicia a esta etapa, pero también podemos rebatir
que no se la hace del todo, como ya he mencionado anteriormente, Horner, hace
uso del sintetizador, cuando no encaja en el cuadro histórico, pero, sí que
encajan con la sugestión que transmite el
entorno y la historia que nos cuenta la trama. Y el uso de esas campanas
tintineantes y agudas que parecen ser utilizadas para llamar nuestra atención,
crea un ambiente sombrío que bajo mi opinión es muy acertado y conseguido, y,
que bajo mi opinión suena bastante profundo cuando la producción musical es muy
minimalista, ya que no utiliza una gama enorme de instrumentos como se estila
en las bandas sonoras, consigue crear esta emoción con la misma simplicidad que
contienen los cantos gregorianos.
Dándonos así una banda sonora algo
documentada sobre su contexto, pero muy acorde a la imagen y su estética.
Amanda Campos

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