La música en el romanticismo




El Romanticismo musical se extiende entre los años 1810 y 1910 aproximadamente, continuando en algunos lugares hasta bien avanzado el siglo XX. La música romántica expresa la emoción, la intuición y el sentimiento hacia una persona u objeto que se aprecia o quiere.

Las principales características de la música romántica son estas:

Composiciones íntimas y humanas.

Predominio de la música instrumental sobre la vocal.

Ritmos complejos y libres, llegando a la polirritmia (dos o más ritmos a la vez).

Consolidación y ampliación del número de instrumentos de la orquesta sinfónica.

Menor preocupación por la forma externa y mayor por la inspiración y fuerza expresiva.

Preferencia por el piano y el violín, y recuperación de otros instrumentos como el arpa y la guitarra.

Estilo melódico de mayor riqueza, con una melodía apasionada e intensa y una calurosa expresión de los sentimientos.

Frases melódicas menos regulares y simétricas que en el la música del Clasicismo. Desaparición de la frase cuadrada.

Enriquecimiento armónico, basado en el uso de nuevos acordes y en nuevos recursos para la modulación, con el fin de crear un mayor efecto expresivo.

Búsqueda de contrastes musicales capaces de sugerir sentimientos a través de matices dinámicos (fuerte, piano, crescendo…).

Atención especial al folclore y las melodías populares como fuente de inspiración, que llevará a los nacionalismos musicales, que forma parte del arte y cultura del nacionalismo.

Nuevos efectos de orquestación en la música sinfónica gracias a las innovaciones y mejoras técnicas de los instrumentos de la orquesta. Mayor empleo de instrumentos de madera, metal y percusión.

Preferencia por las formas menores: preludio, estudio, lied, impromptu…

Creación del poema sinfónico, forma musical que ofrece mayor libertad que la sinfonía clásica.

Aparición del ídolo virtuoso, bien como instrumentista o como intérprete vocal.

 

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