L’invierno di Vivaldi
Antonio Vivaldi fue un compositor veneciano barroco considerado uno de los más grandes. Es especialmente popular por centrarse en el género de concierto.
De sus setecientas setenta obras, más de cuatrocientas de ellas son conciertos para flauta, violín y una variedad de otros instrumentos. Sin duda por lo que más se conoce a Vivaldi es por la serie de conciertos para violín y orquesta Las cuatro estaciones.
Esta serie está formada por cuatro conciertos, cada uno de ellos esta dedicado a cada una de las estaciones del año, y están divididos u organizados en tres movimientos cada uno:
Concerto n.º 1 en mi mayor, «La primavera» (La primavera)
I. Allegro
II. Largo e pianissimo
III. Allegro pastorale
Concerto n.º 2 en sol menor, «L'estate» (El verano)
I. Allegro non molto
II. Adagio e piano
III. Presto
Concerto n.º 3 en fa mayor, «L'autunno» (El otoño)
I. Allegro
II. Adagio
III. Allegro
Concerto n.º 4 en fa menor, «L'inverno» (El invierno)
I. Allegro non molto
II. Largo
III. Allegro
Vivaldi en estos conciertos recrea, a través de la música, distintas escenas rurales relacionadas con cada una de las estaciones del año.
Pero yo me quiero centrar en el Invierno, en el concierto n.º 4. En los distintos movimientos, tanto el compositor, Vivaldi, como la orquesta y el violín solista, nos quieren transmitir esas sensaciones que nos regala el invierno cuando llega esa época del año.
En el primer movimiento (Allegro non molto) se describen tanto el frío como el temblor del cuerpo y el castañeo de los dientes, hace alusión a la tormenta, la tempestad característica del invierno. Hace sentir que la tormenta ya está aquí y hay que refugiarse del frío y la lluvia.
En el segundo (Largo), el violín solista evoca a una tarde lluviosa delante de la chimenea, haciendo referencia a los sonidos de la lluvia con los pizzicatos de los violines primero y segundo. Es una melodía más calmada que en el primer movimiento, como diciendo que nos hemos alejado de la tormenta y ahora solo queda la lluvia.
En el tercer y último movimiento (Allegro), se hace referencia a ese miedo que aparece en algunas películas de que el hielo se rompa bajo nuestros pies, por lo que hay que volver al lugar seguro, a casa.
No se caracteriza por ser una obra tan alegre como puede ser La Primavera o El Verano, pero aún así deja claro, en mi más humilde opinión y como amante del invierno, que la estación fría puede llegar a ser tan cálida como nosotros queramos que sea y que puede dejarnos grandes alegrías.
Ángela Jiménez Puga
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