Un "Desmadre a la americana" con "Louie Louie"
Según el Diccionario de la Real Academia, la palabra “subliminal” es un adjetivo que significa que está por debajo del umbral de la consciencia, o bien dicho de un estímulo que por su debilidad o brevedad no es percibido, pero que igualmente influye en la conducta. Los mensajes considerados subliminales pueden ser tanto escritos como visuales o sonoros.
Estos mensajes comenzaron a utilizarse en el cine y la música en Estados Unidos allá por la década de los 50. Existe la teoría de que en la música, los precursores de estos mensajes subliminales fueron los Beatles en sus canciones.
En 1979, la revista TIME publicó un artículo sobre un invento conocido como la caja negra, el cual servía para grabar mensajes subliminales en la música.
“Louie Louie”
Canción compuesta por Richard Berry en 1955, The Kingsmen la grabaron en 1963 en una sesión que acabó en desastre de esos que dan sentido al típico “no hay mal que por bien no venga”. Más tarde contaría Jack Ely, vocalista y líder de la banda, que había escuchado la versión de The Wailers en una máquina de esas en las que los jóvenes metían monedas para poner un disco. Se dio cuenta de que “Louie Louie” no cesaba, sonaba una vez tras otra, y cada vez la gente salía a bailarla.
Ese era el tipo de canción que ellos buscaban para su repertorio. Cabe destacar que Ely pilló mal el ritmo, algo comprensible dado que la había escuchado en un jukebox, aunque no influyó en el resultado. Al público le encantó y se convirtió en un éxito inmediato. Una de esas noches, realizaron un bolo tocando únicamente esa canción durante 90 minutos y la gente lo disfrutó como si fuese un repertorio de más canciones. Para Ken Chase, su mánager, fue una revelación y al día siguiente alquiló una sala de grabación para sacar disco cuanto antes.
Para ahorrar gasto, Chase se hizo cargo de la producción y decidió colocar los micrófonos del techo a una altura considerable, recreando el ambiente de los directos, lo cual obligaba al cantante a ponerse de puntillas e inclinarse hacia atrás. Más tarde, Jack Ely recordaría: “Aquello era una locura. Tenía
que vocear para que se me oyese por encima de los instrumentos”.
Cuando empiezan a tocar, hacia el minuto 2:00, Ely se equivoca y entra con la tercera estrofa demasiado pronto, se obliga a parar y a esperar al resto, que no se dan cuenta, excepto Lynn Easton, el batería. Easton notó algo raro y rellenó el vacío con un redoble casi metido a presión, aunque al terminar todos llegan a la misma conclusión: “No pasa nada, es la primera toma. Vamos a repetirlo”, cosa que no pudieron hacer, puesto que Chase les dijo que se les había acabado el tiempo y que sonaba a algo real, como en los directos.
Todo esto hace que parte de la letra no se entienda bien, incluso los propios americanos hay
partes de la canción que solo tararean porque no saben realmente lo que dice. Parece ser que se había difundido entre las Asociaciones de Padres Preocupados la idea de que la letra era de contenido indecente, a pesar de que absolutamente nadie era capaz de entender con claridad qué decía el cantante, por los motivos antes indicados. El rumor se extendió por todas partes y los chicos se pasaban horas escuchándola, hasta que se convencían a sí mismos de que, efectivamente, la letra incluía “fuck” y sus derivados. En realidad, ni hijos, ni padres podían escuchar lo que no existía, pero una vez que la imaginación se desata, nada puede detenerla.
En los laboratorios del FBI, los técnicos pusieron manos a la obra en su tarea de desentrañar lo
que “realmente decía” Jack Ely en la canción, mientras agentes de campo interrogaban al propio cantante y a todo el que hubiese tenido algo que ver con la grabación. Finalmente no les quedó más remedio que admitir que no había forma humana de entender con claridad qué era lo que el cantante decía. Y solo para que sirva como referencia: la investigación del FBI del asesinato del presidente John F. Kennedy, ocurrida el año anterior, había durado 17 días, mientras que la llevada a cabo por la famosa Comisión Warren se extendió tan solo 10 meses.
El tema se incluyó con mucho acierto en la banda sonora de la película ”National Lampoon’s
Animal House” (1978), dirigida por John Landis y protagonizada por John Belushi, película que en España recibió el título de ”Desmadre a la americana”. La cinta inauguró un subgénero cinematográfico, que a partir de entonces estimuló a generaciones sucesivas de jóvenes norteamericanos a matricularse en los colleges, algo que hasta entonces les había resultado poco atractivo por creer que las universidades eran lugares a los que se iba a estudiar. ¡Qué equivocados estaban!
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