Biografía de Sergei Prokofiev.
Prokofiev fue un hombre de talento y un compositor innovador. Aprendió piano de su madre y ajedrez de su padre. Siempre tenía un juego de ajedrez en su piano y podía jugar contra los campeones de ajedrez de su tiempo.
Estudió música con Nikolai Rimsky-Korsakov, se graduó con las más altas calificaciones en el Conservatorio de San Petersburgo. Emigró de Rusia después de la revolución, y realizó exitosas giras de conciertos por Europa y Estados Unidos.
Aunque fue un compositor de música clásica de gran prestigio, autor de grandes obras clásicas como ballets y obras sinfónicas, también escribió algunas bandas sonoras para películas.
Prokofiev es el autor de la música de Alexander Nevsky. Obra de música de cine que ha encontrado un lugar permanente en el repertorio estándar, y también se ha mantenido como una de las cantatas más reconocidas del siglo XX.
Prokofiev empleó diferentes secciones de la orquesta, así como diferentes estilos de composición, para evocar las imágenes necesarias. Por ejemplo, los Caballeros Teutónicos están representados por pesados instrumentos de viento que tocan notas discordantes. Las simpatizantes fuerzas rusas están representadas predominantemente por instrumentos folklóricos como el viento de madera y las cuerdas.
Hubo un periodo, especialmente cuando el cine comienza a coger forma con las bandas sonoras (años 30) que muchos compositores de música clásica consideraban el cine como un género de poca categoría. Trabajar para una película componiendo una banda sonora era rebajarse. Estaban acostumbrados a que su música se escuchara en las mejores salas de óperas y conciertos con un público refinado y elegante que formaban parte de una clase distinguida. El cine acercaba a la clase popular la música de los grandes compositores y eso producía cierto erizamiento entre compositores y gente del mundo de la música clásica
En cierta ocasión, el compositor realizó un concierto de una banda sonora que había compuesto en un gran teatro. Y como era de esperar, encontró oposición a lo que creó, como la de un crítico que, refiriéndose a la cantata de Nevsky (1938), escribió que no era de lo mejor que había compuesto Prokofiev, porque consideraba que la música de cine en un salón de conciertos era la peor clase de programa que podía haber. Por ejemplo, se dice que Korngold no quiso firmar su primera composición, El capitán Blood (1935), por no asociar su apellido a algo ‘tan poco serio’ como una producción de cine.
Prokofiev tachó ese comentario de imprudente, y observó que los nuevos tiempos y los nuevos temas exigían nuevas formas de expresión, con lo que el oyente no debería quejarse por tener que esforzarse un poco más para entender esta nueva estructura de expresión musical.
No debería sorprender a nadie el que Prokofiev fuese tenido en muy alta consideración por sus colegas compositores. Dmitri Shostakovich dijo de él que era el orgullo y la gloria de la música soviética. Es difícil encontrar alguno de los grandes compositores de la historia del cine que no le deba algo.
Entre su filmografía podemos encontrar Iván el Terrible (Sergei Eisenstein, 1944) o Partizany v stepyakh Ukrainy (Igor Savchenko, 1943).
Helena González.
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