El caso de la banda sonora de Nosferatu (1922)

Nosferatu es LA película de vampiros por excelencia, fue dirigida por Friedich Murnau, y adaptada de la novela de Drácula, de Bram Stocker por Henrik Galeem.  Es una película muda que pertenece al género de terror y expresionismo alemán; el film se ambienta en el año 1838 en la ciudad de Wisborg, donde Hutter y Ellen, la pareja pareja protagonista, viven. Pero un agente inmobiliario necesita vender un castillo cuyo propietario es el conde Graf Orlock, que es en realidad, es un vampiro milenario que domina mediante el terror la región de Bremen. Más tarde, se interesa por Ellen, la mujer de Hutter.

La banda  sonora fue inicialmente compuesta por Hans Erdmann, y tras una primera reunión con Murnau, dirigieron y compusieron por separado. Cuando obtuvieron el producto final, Erdmann se dio cuenta que la banda sonora debe aspirar a más que simplemente ser un acompañamiento para el filme.

La partitura de la música original se perdió casi al completo con el intento de la viuda de Stocker de destruir la película. Solo se conservaron cuarenta minutos de la banda sonora original.

La música de Erdmann bebe de la tradición romántica de la música clásica, y se muestra en la representación del matrimonio Hutter, en la descripción sinfónica de las secuencias en el barco atacado por el vampiro. Revela una clara influencia de Wagner, con algún pasaje que suena sospechosamente a la Marcha fúnebre de Sigfrido.

Emplea los bajos para enfatizar la figura de lo siniestro, el no-muerto en su ataúd, y una marcha fúnebre en tempo de vals cansino dibuja a la bestia. También el post-romanticismo marca su influencia, con pasajes de atonalidad (una de sus características esenciales), y ciertos toques carnavalescos mediante el uso del xilófono, además de una percusión singular que eleva alto esa clara conjunción de terror y teatralidad buscada por el compositor, lo que convierten la partitura en una auténtica y artística danza macabra. Erdmann expone con meticulosa precisión las luces y sombras de la gótica y siniestra estética expresionista. Su música, asimismo romántica y dramática, es una de las mejores partituras hechas para el cine mudo.

A pesar de que el partitura original se perdió, sí que se conservan dos suites que Erdmann preparó en 1926. Es muy probable que Erdmann decidiera perpetuar y salvar su obra, publicándola en forma de dos suites, con toda seguridad convencido de que su partitura jamás se volvería a interpretar en los cines. Esas dos suites conservadas se convirtieron en las fuentes que iniciaron las reconstrucciones que le sucedieron, como la de Berndt Heller de 1984 y la de la directora norteamericana Gillian B. Anderson, interpretada por la Brandenburg Philharmonic Orchestra conducida por la propia Anderson. 

Aquí puedes encontrar un vídeo con el soundtrack de esta maravillosa película.

 

 

 

Helena González García.



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